EL ALZHEIMER

 

El Alzheimer es un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Los síntomas generalmente se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas.

La mayoría de las personas que padecen esta enfermedad son mayores de 65 años. Existe un gran número de personas que fallecen por esta enfermedad que actualmente no tiene cura. Solamente existen tratamientos, sobre los que se siguen investigando, que pueden ralentizar sus efectos y mejorar la calidad de vida de las personas que lo sufren y de las que tienen a su alrededor.

Las personas con Alzheimer viven un promedio de ocho años después de que los síntomas se vuelven evidentes, pero la supervivencia puede oscilar entre cuatro y veinte años, dependiendo de la edad y otras afecciones de salud. Pasan por tres fases distintas:

La fase 1 tiene de duración entre 1 y 3 años, la persona olvida eventos recientes como que ya comió o una conversación que ha tenido hace apenas diez minutos. Sufren una pequeña desorientación de lo que les rodea y no reconocen el lugar donde se encuentran o no saben llegar a lugares donde están acostumbrados a ir. Además disminuye su concentración y se les nota una fatiga cada vez más progresiva, cambios de humor y estados depresivos. En esta etapa el paciente aún es capaz de mantener una conversación.

La fase 2 tiene una duración de 2 a 10 años. todos los aspectos de la memoria empiezan a progresar, les cuesta hablar, expresarse y darse a entender, no pueden ni saben vestirse o cómo utilizar los cubiertos. En esta etapa se produce la agnosia, que sin duda me parece la parte más dolorosa, consiste en una pérdida de la capacidad para poder reconocer a las personas con las que convive. Descuidan su higiene personal y la dependencia hacia su cuidador cada vez es mayor.

La fase 3 es la última y tiene una duración de 8 a 12 años, en ella todos los síntomas cerebrales se agravan, pueden aparecer temblones y crisis epilécticas. No reconoce a sus familiares e incluso pueden no reconocer su propio rostro en el espejo, tienen cierta pérdida de respuesta al dolor y más adelante, incontigencia urinaria y fecal. En la mayoría de los casos estas personas acaban encamadas y con alimentación asistida.

El vídeo que he puesto al comienzo es un claro ejemplo de cómo sufren los familiares de las personas que padecen esta enfermedad. Yo pienso que es algo bastante doloroso, en las primeras etapas porque te das cuenta de que a esa persona le ocurre algo y ella misma no se está dando cuenta, no debes corregirle y sobre todo hay que tener mucha paciencia con ellos. Y en etapas más avanzadas porque tienes que ver como una persona que es muy importante para ti no es capaz de reconocerte y mucho más tarde, dependen de alguien para cubrir las necesidades más básicas. Generalmente esta enfermedad genera estrés entre sus familiares.